miércoles, 16 de noviembre de 2016

Manifiesto

tuve la premonición
de que finalmente
las tormentas
se rasgaron en
un encanto turquesa

era como descender
al hígado de un águila
y observar desde allí
el conventillo de la ausencia
con anteojos de turista

faltaban veinte horas
para alcanzar la esfera
de inmensas dimensiones

¡las gargantas degollaban
sus cuerdas vocales
tal como había enseñado
el sacerdote del futuro!

había sangre
restos putrefactos
de clavos que pertenecieron
al primer hombre
era el mundo
pura materia